Al descubrir que ese nudo de la garganta desaparecía,
que mi alma quedaba mucho más tranquila.
Pensar que lo tuve escondido por tantos años de mi vida,
volver a hacerlo y sentirlo me ayudaba a reír cada nuevo día.
Terapia que valoré demasiado,
que me ayudaba a dar segura cada nuevo paso,
tranquila,
quedaba completamente tranquila.
Hoy me avergüenzo,
me doy lástima,
se ríen de mi,
se cansan de mí.
Quién no lo merece,
no lo volverá a tener.
En agonía este descubrimiento que me ayudó,
quitar cada capa de amargura, tristeza e impotencia.
En agonía la etapa de transición,
desde tu punto de vista, desde el mio no.
No me olvido, no me reprimo,
pero tampoco me expongo.
Cada día es por mi y por lo que no supiste valorar,
eso que tanto te falta, eso que tanto te incomoda, eso a que tanto le temes, eso que tanto me criticas, eso que tanto reprimes, eso que tanto te falta,
la honestidad.
2 comentarios:
Hola, soy una "aparecida" pero también ociosa que dio con tu blog.
Y aunque no tenga nada que ver con tu entrada (que por cierto me llega) saludos y que sea un gran semana
Tu manera de escribir me atrapa (:
cuándo escribirás de nuevo?
Publicar un comentario